Por qué la CNV no significa ser siempre amable

¿Por qué la CNV no significa “ser siempre amable”?

Cuando hablamos de Comunicación No Violenta (CNV), muchas personas imaginan que se trata de hablar con voz suave, no enfadarse nunca o evitar cualquier conflicto. Pero eso no tiene nada que ver con el verdadero propósito de la CNV. En realidad, la CNV no busca que seas siempre amable, sino que te comuniques de manera honesta, empática y consciente, incluso cuando estás enfadado, frustrado o dolido.

En el Instituto de Comunicación No Violenta, insistimos mucho en este punto: practicar CNV no es “ser buena persona” o “tragar lo que sientes”, sino aprender a expresar lo que pasa dentro de ti sin atacar ni someterte.

La CNV no es un disfraz de amabilidad

A veces creemos que practicar la CNV significa nunca decir algo que moleste a los demás, pero eso es una confusión muy común. Ser amable todo el tiempo puede convertirse, de hecho, en otra forma de violencia: la violencia hacia ti mismo.
Cuando reprimes lo que sientes para evitar conflictos, dejas de ser auténtico, y eso genera frustración, resentimiento y distancia con los demás.

La CNV propone otra cosa: ser amable con uno mismo también. Y eso implica atreverte a decir “no” cuando lo necesitas, pedir lo que realmente deseas y expresar tus emociones sin miedo a perder el cariño de los demás.
Ser empático no es lo mismo que ser complaciente. La empatía también puede ser firmeza, y la firmeza puede ser profundamente compasiva.

CNV no significa “ser siempre amable”

Decir la verdad, incluso cuando incómoda

Uno de los pilares de la CNV es la autenticidad. No se trata de decir lo que el otro quiere escuchar, sino de hablar desde el corazón, con respeto pero también con verdad.
Por ejemplo, puedes decir algo tan directo como:

“Cuando me interrumpes, me siento frustrado porque necesito sentir que mi opinión también importa.”

Eso no es agresivo ni cortante. Es claro, humano y sincero.
Y esa sinceridad, cuando se expresa desde las necesidades y no desde el juicio, transforma las relaciones.

En el curso del Instituto de Comunicación No Violenta, trabajamos mucho esta parte: cómo expresar lo que sentimos sin caer en la culpa o en la crítica, y cómo recibir lo que el otro dice sin defendernos. Es un entrenamiento profundo, pero liberador.

Ser empático no significa aceptar todo

Otro gran malentendido es pensar que la CNV te obliga a aceptar cualquier comportamiento “porque el otro también sufre”.
Nada más lejos de la realidad.
La CNV no elimina los límites, los refuerza desde la conciencia.
Puedes empatizar con alguien y al mismo tiempo poner un límite firme, por ejemplo:

“Entiendo que estés enfadado, y al mismo tiempo no voy a permitir que me hables así.”

Ese tipo de comunicación combina compasión con responsabilidad.
No alimenta el conflicto, pero tampoco lo evita por miedo.
Esa es la gran diferencia entre ser amable y ser consciente.
La CNV te enseña a no apagar tu voz, sino a usarla con claridad y respeto.

La amabilidad auténtica nace de la conexión

Cuando te comunicas desde la CNV, no estás actuando ni intentando caer bien. Estás conectando contigo y con el otro desde lo genuino.
Y curiosamente, esa autenticidad genera una amabilidad más profunda, más real.
No se trata de decir “sí” por obligación, sino de construir relaciones donde las necesidades de ambos importan.

Por eso, la CNV transforma tanto los vínculos personales como los profesionales.
En una empresa, por ejemplo, un líder que practica CNV no es el que evita los conflictos, sino el que sabe escuchar sin juicio, dar feedback con respeto y mantener la confianza del equipo incluso en los momentos difíciles.

La CNV no elimina las diferencias, las gestiona con humanidad.

Practicar la CNV es un camino de autoconocimiento

Aprender CNV no es solo aprender a hablar distinto. Es una práctica de autoconocimiento.
Empiezas a darte cuenta de lo que realmente sientes, de lo que necesitas y de cómo tus palabras pueden construir o destruir puentes.
Y cuando te das cuenta de eso, ya no puedes volver a comunicarte igual.

En el curso de Comunicación No Violenta del Instituto de Comunicación No Violenta, trabajamos con ejercicios prácticos, ejemplos reales y acompañamiento personalizado. Aprendes a:

  • Identificar los cuatro pasos de la CNV (observación, sentimiento, necesidad y petición).
  • Distinguir entre juicios y necesidades reales.
  • Expresar tus emociones de manera clara y honesta.
  • Escuchar al otro sin tomarte las cosas como ataques personales.

Muchos de nuestros alumnos nos dicen que, después del curso, sus relaciones se volvieron más ligeras y sinceras, y que aprendieron a decir lo que piensan sin sentirse culpables.

Por qué la CNV no significa “ser siempre amable”

Un camino hacia relaciones más humanas

La CNV no busca crear un mundo lleno de sonrisas falsas, sino un mundo donde las personas se entiendan de verdad.
Donde puedas decir “esto me duele” sin miedo, y escuchar “esto me molesta” sin sentirte atacado.
Y eso empieza por ti: por atreverte a comunicarte con autenticidad, empatía y coherencia.

Si quieres empezar este camino transformador, te invitamos a conocer nuestro curso de Comunicación No Violenta en el Instituto de Comunicación No Violenta, donde descubrirás que comunicarte bien no es cuestión de ser amable, sino de ser consciente, humano y verdadero.

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