¿Alguna vez has dicho algo que en tu cabeza sonaba bien, pero en la otra persona generó tensión o malestar? Nos pasa a todos. La comunicación es el puente que une nuestras ideas con los demás, pero muchas veces ese puente se construye con juicios, críticas o malentendidos que terminan alejándonos. Aquí es donde entra la comunicación no violenta (CNV), un enfoque que nos enseña a expresarnos con claridad y empatía.
En este artículo vamos a repasar los errores más comunes al comunicarnos y cómo evitarlos aplicando la CNV. Y si quieres profundizar, el Instituto de Comunicación No Violenta ofrece cursos prácticos para llevar estas herramientas a tu vida diaria.
Juzgar en lugar de observar
Uno de los errores más frecuentes es confundir lo que vemos con lo que interpretamos. Por ejemplo, decir: “Siempre llegas tarde porque eres irresponsable” no es una observación, es un juicio.
En cambio, la CNV propone describir hechos sin añadir etiquetas: “Hoy llegaste 20 minutos después de la hora acordada”. Al separar lo que observamos de lo que pensamos, la conversación se vuelve más objetiva y menos defensiva.

Culpar y criticar en vez de expresar sentimientos
Muchas veces, en lugar de hablar de cómo nos sentimos, atacamos al otro. Decimos frases como: “Nunca me escuchas” o “Eres egoísta”. Esto genera resistencia inmediata.
La CNV nos invita a expresar lo que sentimos de manera honesta: “Me siento frustrado cuando hablo y no recibo respuesta”. Al enfocarnos en nuestras emociones, la otra persona puede conectar mejor con lo que pasa en nuestro interior.
Ignorar las necesidades propias y ajenas
Otro error habitual es quedarse solo en la queja. Nos limitamos a decir qué no nos gusta, pero no expresamos qué necesitamos realmente.
Ejemplo: “No quiero que trabajes tanto” se puede transformar en: “Necesito más tiempo de calidad contigo porque valoro nuestra relación”. De esta manera, mostramos la necesidad detrás de la emoción, lo que abre la puerta a una solución conjunta.
Hacer exigencias en lugar de peticiones claras
Muchas veces creemos que pedimos, pero en realidad imponemos. Decimos: “Tienes que llamarme todos los días”. Eso suena como una orden y probablemente genere rechazo.
La CNV nos enseña a convertir exigencias en peticiones concretas y abiertas: “¿Podrías llamarme esta semana al menos un par de veces? Para mí sería importante sentirnos más conectados”. Así damos espacio a la colaboración en lugar de imponer.
Usar lenguaje vago en vez de ser específicos
Otro error que complica la comunicación es quedarnos en frases poco claras como “Quiero que me apoyes más” o “Necesito más atención”. La otra persona puede no saber a qué nos referimos exactamente.
Con CNV, se recomienda ser específicos y observables: “¿Podrías acompañarme mañana a la reunión con el médico?” o “Me gustaría que cenáramos juntos al menos tres veces por semana”. Esto evita malentendidos y facilita acuerdos reales.
No practicar la escucha empática
Quizás el error más grande en la comunicación es creer que solo se trata de hablar bien, cuando en realidad escuchar es igual de importante. Muchas veces interrumpimos, damos consejos no pedidos o minimizamos lo que la otra persona siente.
La CNV propone practicar la escucha empática, es decir, poner atención plena en lo que el otro dice, tratar de comprender sus sentimientos y necesidades sin juzgar ni apresurarse a responder. A veces, un simple “¿Te sientes cansado porque necesitas descansar más?” puede abrir una conversación mucho más profunda y conectada.

¿Cómo empezar a aplicar la CNV en tu vida?
La buena noticia es que todos estos errores se pueden corregir con práctica y conciencia. No se trata de hablar perfecto, sino de cultivar una forma de comunicarnos más humana, empática y auténtica.
Si quieres dar un paso más allá, en el Instituto de Comunicación No Violenta encontrarás cursos diseñados para aprender estas herramientas de manera práctica. Con ejercicios, ejemplos reales y acompañamiento, descubrirás cómo transformar tus conversaciones cotidianas en oportunidades de conexión y entendimiento.
La próxima vez que te encuentres en medio de un malentendido, recuerda: observar sin juzgar, expresar tus sentimientos, reconocer tus necesidades y hacer peticiones claras puede marcar la diferencia. Y si quieres que este cambio sea duradero, no dudes en formarte con el Instituto de Comunicación No Violenta.